Escribir, al menos para mí, es algo así como tener un hormiguero que se desborda de hormigas saliendo -cada día, sin descanso- a hacer su trabajo.
Tenés que asegurarte que cada una vuelva al hormiguero con su hojita, sana y salva: ¡UNA LOCURA LA METÁFORA! ¡Habiendo tantas zapatillas y zapatos!
Se disfruta y se padece al mismo tiempo.
Siempre alguna hormiga termina muerta o herida, o algunas hojas son demasiado pesadas para un cuerpo tan diminuto.
Entonces tenés que cambiar de estrategia, pedir ayuda a otra hormiga, quitar o agregar una palabra, dar una vuelta por la casa -subida a un mate o a un cigarro cósmico- y estrellarte nuevamente contra el texto y las palabras.
Se me hace difícil creer, hoy por hoy, que pueda volverme millonaria escribiendo.
Pero sí me lleno de otras bienaventuranzas que, aunque no tengan el signo dólar o peso, me contentan lo suficiente como para no vivir padeciendo cada paso. Y hacen de mi huella -o de mi marca- por el mundo una aficionada al lenguaje, aún cuando todo lo demás escasea o parece tambalear, a más no poder.
Escribir es el más serio de todos los juegos.
Lo lúdico y lo definitivo van de la mano.
Por ahí empezás haciendo una monería y terminás al borde de un abismo. O estás en el borde y te rescata una sonrisa.
Escribir tiene eso.
Nunca sabés hacia qué norte te lleva.
Jamás podría dar consignas, o "tips" muy ajustados o burocráticos, sobre el asunto. Me considero bastante libre y descontracturada al hacerlo. Eso sí: Si no se te llenan de estrellas, o de días soleados, los dedos... entonces no lo hagas.
Si escribir te parece que es un camino al éxito, ya perdiste.
El éxito es el camino.
❕ .,?!#()/;¿'¡--"&: ❕
Gracias por leer hasta acá.
Me voy a poner bien las comas y los puntos.
Corregir es más eterno que Dios y todo lo que Dios hace.
🖊️ Agustina Ferrand
📸 ph: @colormovimiento

No hay comentarios.:
Publicar un comentario