Quien huya de su propio dolor o conflicto será también quien escape de su propia realidad o deseo.
Las cosas lindas, o buenas, de la vida no existen sin su complemento desafortunado o fatal.
Recuerdo, todavía, cuando me dijiste "bienvenida a la vida" un minuto después de haberme dado amor hasta el fondo del mar para luego, en los segundos que quedaban, romper en un montón de pedacitos mi corazón y mi empecinada voluntad.
Como si al decir "bienvenida a la vida" le pusieras irónicas guirnaldas a la fiesta que nunca tuvimos.
Vos venías cascoteada y curtida, desde la cuna. Y yo no era otra cosa que una anciana principiante, en materia de amor y desamor.
Me habías comprendido tanto que creí que "eso era amor" y quise darte el cielo y también el suelo donde piso. Aunque fue evidente que no éramos el destino ni el hogar de ninguna de las dos sino, apenas, un pedacito del camino embarrado que deberíamos seguir caminando.
La experiencia me demuestra que, aún así, nada duele tanto como para matarnos. Pero jamás negaría que el peso de un corazón roto, o una cicatriz mental, sea igual de costoso que el de una fractura en los brazos o las piernas.
Hay días en los que parece que nos ahorcan los gritos que no damos, los límites que no ponemos o la falta de empatía que soportamos. Aún así sonreímos, como si al hacerlo no tuviésemos que dar demasiadas explicaciones. Lamento informar que, tarde o temprano, el cuerpo las pide.
Nadie cierra un ciclo o recibe buenas cartas si no hay una despedida-santa o un reencuentro-transparencia.
Y si "donde hubo fuego cenizas quedan", "donde hay infracciones el karma paga". Por eso, mejor, no oponerse a lo que la vida hace mientras nosotros pretendemos controlarla.
No hay mayor necio que aquel que le pide agua a una fuente vacía. Ni peor copiloto que aquel que no agradece la fortuna del viaje.
El karma es exquisito, hermanas. Nunca llega tarde. Por eso no hay que temerle ni al puntito que nos recuerda que somos inmensidad, ni a la gota o al caudal de sangre.
Que si somos inmensidad y por eso también sangramos, entonces enormes serán las cosechas y las vueltas que da la vida, para dejarnos en el sitio indicado. El que desde siempre, bien o bien, nos estuvo esperando.
🖊️ Agustina Ferrand

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